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hogar de sus padres, construido hace poco en
un lote de su propiedad donde edificaron una
casa prefabricada que hoy es un techo propio
para ella y su hermano Iván Ricardo Villamil de
16 años, después de toda la vida haber estado
viviendo en arriendo y teniéndole miedo – co-
mo ella misma lo afirma- a endeudarse. Su ma-
dre una gran docente, llegó a Bogotá hace mu-
chos años de Gachalá, Cundinamarca cargada
de sueños, conoció a su papá un vendedor de-
dicado y el amor surgió para formar una familia
cuyo sello ha sido la firme convicción de darle
lo mejor a sus hijos y luchar por sus sueños.
Erika es médico general al servicio de la Se-
cretaría de Salud de Bogotá, en el Grupo Quin-
cy, que apoya a los familiares de pacientes que
han fallecido, y su hermano menor cursa déci-
mo grado, pero ambos han recibido los más
grandes esfuerzos de sus padres. Y cuando lo
cuenta, sus ojos se llenan de luz.
Desde su silla, se inclina para confesar que
por eso, ella estudió en colegio privado y reci-
bió la mejor educación y su carrera fue fruto
de muchas privaciones de sus padres y de un
préstamo del Icetex. Y es doctora porque des-
de niña lo quiso así. Inspirada abre sus gran-
des ojos y comenta que siempre le gustó cui-
dar a los demás y jugaba a ser doctora desde 73 73
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niña. Después con el tiempo y cuando realizó
en el colegio la alfabetización con niños y
abuelitos, reafirmó su vocación que seguiría vino el viaje a San Andrés, siendo una forma de
aún más fuerte por el énfasis de su universi- decir gracias por tanto amor y sacrificios que
dad Corpas, cuyo foco ha estado en la medici- no les permitieron sino solo a los 52 años que
na familiar y comunitaria. Ya después de ha- tiene su madre, construir algo propio.
berse graduado en 2018, realizado su interna- Y esa fue la inspiración para que Erika, junto
do en Neiva y empezado a trabajar en una a Dumar Barrera, su actual pareja, un profesio-
empresa de ambulancias, e iniciando su tra- nal de filosofía y letras, que trabaja en la Alcal-
segar laboral, se dio cuenta que era puro día de Sopó, emprendieran el sueño de inver-
amor a su profesión lo que la impulsaba, pues tir en su futuro, y qué mejor que un aparta-
ya en terrero, -como lo afirma-, las personas mento. Cruza su pierna y vuelve a sonreír con
no son tan amables y las cosas no son tan di- picardía cuando dice que su proyecto sí o sí,
vertidas, pero al final y moviendo sus manos tenía que estar cerca de sus padres que viven
para reafirmar lo que dicen, ¡le encanta su al norte de Bogotá. Vio varias opciones: por lo
profesión! menos 15 por internet y otros seis visitados,
Ella ha visto los sacrificios de sus padres, y pero le gustó uno en la Calle 190 con carrera
por eso con su primer sueldo quiso, así como octava que no estaba muy costoso, pero sí te-
ellos no le han negado nada, darles una sorpre- nía muchas ventajas como todo el desarrollo
sa, así que los llevó a un gran restaurante de la de Lagos de Torca que vendrá en el futuro, dos
capital junto a su hermano, su abuelita y tía y hospitales cerca como el Simón Bolívar y la
les dijo: “pidan lo que quieran”. Luego de eso Fundación Cardio Infantil, colegios sobre la ca-