Page 51 - Revista Urbana 80
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DE UN MAESTRO
no ha empe-
TODAVÍA zado a salir
el sol y un timbre agudo empieza a latir
desde un reloj despertador que da las
cinco de la mañana. Una mano de piel
rugosa y dura se desliza desde la cama
para apagar ese sonido que indica que
el día está comenzando. Manuel de Je-
sús Arias Sierra, de 58 años, se va direc-
to a la ducha. Cuando sale, se viste,
prepara el desayuno y faltando 10 mi-
nutos para las seis de la mañana sale
caminando para el trabajo. Por estos
días está en Mazurén, un barrio ubica-
do al norte de Bogotá, pero cuando ter-
minen las obras del conjunto de edifi-
cios residenciales que se construye allí
será asignado a algún proyecto en otro
lugar de la ciudad o sus alrededores.
Manuel ha sido maestro general de
obra durante 15 años para la construc- 49 49
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tora Prodesa, pero lleva trabajando en
esto desde que tenía 17 años.
Cuenta que terminó en construcción
porque cuando se graduó de bachillera-
to duró casi un año “vagando” y un ami-
go le preguntó si se animaría a trabajar
haciendo unas escaleras de un edificio
que se estaba levantando en la Calle 63
con Avenida 30. Después de pasar seis
meses en ese proyecto, lo siguieron lla-
mando para que ayudara en otras obras
y ahí fue conociendo sobre las diferentes
etapas del oficio. Gracias a su curiosi-
dad, desde muy joven aprendió de ma-
nera empírica cómo se deben interpre-
tar los planos de una construcción, en-
tre otras habilidades básicas que le en-
señaban los ingenieros.
“Empecé como ayudante raso en el
año 1977, luego trabajé en unas obras
en Colombiana de Curtidos y ahí termi-
né como ayudante de almacén porque
me interesaba aprender sobre otras co-
sas”, relata don Manuel.