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LA PRIMERA META SERÁ SER BACHILLER
José Edilberto Vargas Fiqueroa, trabaja en Apiros y está a portas de abierta por Dios, Camacol y la empresa. Estudia los sábados y ha
graduarse este año como bachiller. Este santandereano llegó a Bogotá sido fácil, según nos cuenta. Son cinco horas semanales que ha
desde 2004 y empezó a trabajar como vigilante, pero no le gustó y se aprovechado al máximo, y que son gracias a la oportunidad que le
vinculó al sector constructor como ayudante de obra sin saber ni si- ha dado la empresa.
quiera manejar un palustre. “Afortunadamente encontré personas que “Mi aspiración es terminar mi bachillerato y seguir en una uni-
me tuvieron paciencia y fui aprendiendo. Además, se abrió la oportuni- versidad o en el Sena estudiando un tecnólogo de construcción y
dad en esta empresa que nos hablaran de Obras Escuela y era lo que una ingeniería o arquitectura. Tengo 46 años y pienso que no soy
estaba buscando. Yo había cursado solo hasta tercero de primaria, viejo, pero en diez o veinte años, si uno no se forma o prepara, no
pero como no tenía certificado, me tocó empezar de cero”, comenta. lo van a recibir en una empresa y ni siquiera podrá uno aspirar a
Hasta hoy, dice, ha aprovechado al máximo esta oportunidad jubilarse”, recalca José Edilberto.
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SER EJEMPLO PARA SUS HIJOS, LO INSPIRA
Con 50 años de edad, José Henry Mendoza Cuellar habla tranquilo y alegre de lo que hoy es
su vida, convertida gracias al esfuerzo por formarse, en un ejemplo para sus hijos que lo ani-
man cada día a seguir, y de hecho casi logran la meta juntos de tener al mismo tiempo tres
bachilleres en casa.
Nacido en Chaparral, Tolima, era cogedor de café y tan solo llegó hasta tercero de primaria,
ya que sus papás lo sacaron a trabajar y luego de tener dinero en mano, el estudio pasó a un
segundo plano.
Después de estar en Caldas, y conformar su hogar, llegó a Bogotá en 1996 y se vinculó al
sector constructor. “Yo no sabía nada cuando entré como ayudante, pero fui apren-
diendo y llegué en el 2006 a Apiros, mi actual empresa, donde Camacol nos mostró
el programa de Obras Escuela y la compañía nos apoyó para estudiar, una opor-
tunidad que me cayó del cielo”, relata Henry Mendoza.
Con alegría resalta que ha encontrado en su empresa un impulso constante y
muchas oportunidades no solo para estudiar, sino para ascender, pero de cora-
zón en este logro de formarse desde cero, han sido vitales sus tres hijos que le
dicen “nosotros lo queremos ver graduado de bachiller”.
Ahora, a portas de terminar en 2020 su bachillerato se siente feliz y celebra-
rá por partida doble porque en este mismo año también se graduará su hijo
menor, quien coincidencialmente quiere estudiar lo mismo que su papá: in-
geniería civil. Ahí va la meta y seguramente estará acompañada de muchos
logros más, porque el impulso que tiene no lo para nadie.