LA MAGIA DE LAS VIVIENDAS MODULARES
Por: Maria Cristina Rojas, periodista
Creadas en distintos materiales, a través de módulos, estas soluciones habitacionales cobran cada vez más relevancia y se amoldan a un mundo donde la sostenibilidad debe ser un sello.
Y lo imposible se hizo posible. En el 2015 el empresario chino Zhang Yue construyó el edificio Mini Sky City de 57 pisos en la ciudad de Changsha, en el sur de China, en tan solo 19 días. ¿Cómo logró esta hazaña? Ensamblando miles de módulos de acero prefabricado que encajaban perfectamente para formar pisos enteros en tan solo tres días. Esa es la magia de la construcción modular que hoy se impone en el mundo en proyectos que van desde los rascacielos de Nueva York, hasta soluciones habitacionales en zonas apartadas, donde sin este tipo constructivo sería imposible alzar estructuras de forma fácil, rápida, eficiente y segura.
Si bien China lidera la generación de productos modulares a nivel global, también es cierto que la demanda crece de manera agigantada en Oriente Medio y Emiratos Árabes Unidos, donde la construcción modular es clave para acelerar la innovación y proporcionar nuevas viviendas. Esto sin contar que hoy con el boom de la Inteligencia Artificial (IA) y el BIM, que es una metodología de trabajo colaborativo aplicada al sector de la construcción, los alcances se multiplican al permitir módulos precisos, mayores ahorros y hasta cálculos al detalle para lograr menores desperdicios al construir.
La construcción modular tiene un futuro brillante, no solo por el aumento de la población y la urbanización, sino también por una mayor inversión en sectores comerciales y sanitarios. A esto hay que sumarle la necesidad de menores impactos ambientales, más eficiencia, productividad y seguridad, y el compromiso de los gobiernos en implementar estrictas regulaciones ecológicas para promover la construcción sostenible.
Beneficios de alcance global
Según el informe de Mercado de la Construcción Modular, realizado por la firma de investigación The Brainy Insights, se espera que el mercado global de este tipo de edificaciones alcance los 141.700 millones de dólares en el 2030, una cifra nada despreciable para los constructores que tienen la oportunidad de seguir innovando en diseños, materiales y soluciones con este sistema, que además de resistir las intensas condiciones climáticas ofrece una vida útil mayor a la construcción tradicional.
Un ejemplo de ello está en la ciudad futurista de Changsha, en China, donde la empresa Broad Homes ha desarrollado paneles moldeados en acero inoxidable de una resistencia única, que pesan una décima parte del concreto armado, son cien veces más fuertes y pueden durar hasta mil años. Incluso, la versatilidad de los sistemas modulares permite construir partes de una edificación en una fábrica o en sitio de forma controlada y ensamblarlas, generando múltiples beneficios.
“En el mundo actual, donde la vivienda es una necesidad primordial, los sistemas modulares de construcción se destacan por su capacidad para mejorar la calidad y los tiempos de ejecución, estas tecnologías no solo permiten una construcción eficiente, sino que también minimizan el impacto ambiental, utilizando menos recursos naturales, ofreciendo niveles excepcionales de durabilidad y confort”, asegura Santiago Mejía Henao, gerente general de Azembla.
Bibiana Orrego, gerente comercial de Creacasa, también destaca que es un sistema de menor tiempo en construcción e impacto ambiental, y con costos más asequibles para los usuarios, con la misma apariencia y resistencia de una edificación tradicional.
De hecho, los ahorros son un tema vital que hace el sistema más atractivo. “Si vemos el panorama completo desde la logística, la mano de obra, el transporte, la legalización, si es una cubierta o un techo, fácilmente se puede ahorrar un 60 %”, explica Braulio Betancourt, gerente de Dinamicasa, quien agrega que “entre más completa sea la empresa que ejecute el proyecto habrá un verdadero ahorro, lo que no sucede normalmente en una construcción tradicional donde casi todos los ítems son abiertos y hay muchos actores que desbordan los presupuestos”.
Además, se innova y evoluciona con profesionales de diversas especialidades para asesorar y asegurar que estas viviendas modulares sean un ejemplo para reproducir en distintas zonas, climas y condiciones.
“Hoy en día las viviendas se pueden personalizar y algunas empresas tienen su propio arquitecto, diseñadores y un equipo de asesoría para acompañar a los compradores hasta el final de cada detalle, un tema que era impensable”, puntualiza Betancourt, quien anota que “la cimentación, los acabados como revoque o pañete, o las conexiones eléctricas, ya no se ven como antes; además, se mejoró la altura de los muros y el tamaño de ventanas. Esto ha hecho que sea muy similar a la construcción tradicional, de hecho, se manejan los mismos arquitectos e ingenieros estructurales”.
Más materiales y soluciones
Materiales disímiles como acero, PVC, concreto con estructuras de metal y hasta madera, entre otros, también han ganado espacio en las construcciones modulares de vivienda, que permiten ofrecer modelos tipo y se amoldan a la idea de ofrecerles a los clientes proyectos a la medida. Por eso, no es raro encontrarlas en el Chocó o San Andrés, donde las condiciones climáticas y de salinidad son extremas, o en zonas selváticas, pequeños lotes o en megaproyectos de vivienda social; incluso, el concepto del glamping las ofrece en medio de paisajes exóticos y naturales. Todo dependerá de la necesidad.
El gerente general de Azembla destaca que ofrecen un sistema innovador que integra perfiles modulares de PVC extruido, que otorga una versatilidad excepcional en el diseño arquitectónico. “Estos perfiles se ensamblan con la flexibilidad de construir paredes tanto con concreto reforzado, como con estructura metálica, que se adaptan a los requerimientos específicos del proyecto. Nuestro sistema se distingue por su atractiva apariencia, fácil mantenimiento y un elevado aislamiento térmico y acústico, que garantiza un ambiente habitable de calidad y eficiente en términos energéticos”.
Según datos suministrados por Azembla, a la fecha han vendido más de 15.000 kits de vivienda en Centroamérica y los países vecinos, expandiendo los beneficios que han sido probados en varias regiones de Colombia. “Estamos consolidando nuestra presencia exportadora en varios países de América, y nuestra meta a corto y mediano plazo es llevar las soluciones de vivienda modular a nuevos horizontes en otros continentes”, concluye Mejía.
Sistemas flexibles, materiales y usos
En Colombia también se encuentran sistemas modulares de vivienda de concreto con estructuras internas de metal, que mezclan concreto y acero para ofrecer soluciones robustas.
En el caso de Creacasa manejan placas o módulos de concreto con anclajes internos. Desde el terreno se hace la cimentación con estudio de suelos, como en una casa tradicional, con vigas de concreto a una profundidad hasta encontrar firmeza en el terreno. El fin de las vigas de cimentación es sostener cada uno de los muros y darle estabilidad a la obra, soportando las fuerzas o movimientos que pueden causar un temblor de tierra en el mismo grado que soporta una casa tradicional.
Luego los muros se construyen con placas o módulos de concreto con anclajes internos resistentes y otras intervenciones que, al final, permiten repartir las cargas estructurales alrededor de toda la construcción. Además, se aplica cemento cerámico que permite impermeabilizar.
Hay variedad de diseños, como la casa cúbica con estructura metálica en el techo con superboard, manto asfáltico y teja termoacústica, o la casa colonial con estructura en madera chanul en el techo, superboard, manto asfáltico y teja de barro colonial.
Braulio Betancourt, gerente de Dinamicasa, también explica cómo los sistemas prefabricados han evolucionado. “Lo único que de alguna manera se sigue pareciendo al sistema prefabricado son las placas o paredes que se elaboran en una planta de producción, se arman en el sitio donde se desarrolla la casa, pero una vez construidos se asemejan al Lego. Lo demás se hace como una construcción tradicional, desde la cimentación, hasta la cocina, ventanas, techo, baños o puertas”.
Según el directivo, “eso permite tener acabados muy similares y diseños en sintonía con las tendencias arquitectónicas del mundo”. Así se están abriendo posibilidades de construcción modular en todas las regiones del país, con sistemas, materiales y diseños que permiten flexibilidad, calidad y sobre todo, ahorros importantes de tiempo y presupuesto.