El sector constructor en Colombia se encuentra en un punto de inflexión que invita a combinar la visión y la acción. Después de 25 meses de caídas en las ventas de vivienda, los datos de agosto de 2024 mostraron una variación positiva del 5,7 %. 

Esta es una señal que necesitábamos y que recibimos con optimismo, pero que nos invita a seguir trabajando para garantizar que el crecimiento pueda sostenerse y consolidarse en el corto plazo.

Sabemos que no es momento de bajar la guardia. Los colombianos necesitan soluciones, necesitan vivienda, y con el fin de lograrlo la sostenibilidad emerge como un camino para transformar la industria edificadora.

A nivel global, el sector constructor representa el 37 % de las emisiones de CO2 y el 34 % de la demanda mundial de energía, lo cual nos pone en el centro del debate sobre el cambio climático, que debe centrarse en la contribución para generar hábitats sostenibles, mejorar la eficiencia y reducir los costos ambientales y operativos de las edificaciones.

Es una discusión que nos brinda la oportunidad de profundizar en un modelo de construcción en Colombia, que desde 2017 ha girado hacia un enfoque más verde. Este avance se ha materializado con la certificación de más de 17 millones de metros cuadrados bajo el estándar Edge (Excellence in Design for Greater Efficiencies), promovido por la Corporación Financiera Internacional (IFC) del Banco Mundial.

El mencionado volumen de metros cuadrados está representado en más de 200 mil viviendas, la mayoría Viviendas de Interés Social (VIS), que cumplen o están en proceso de cumplir con criterios de eficiencia en energía, agua y reducción de gases de efecto invernadero (GEI), logrando ahorros de al menos un 20 % en cada variable. Así, Colombia se sigue posicionando como un referente en la región y demuestra que es posible combinar el crecimiento y la producción de vivienda asequible con la responsabilidad ambiental.

Hemos recorrido un camino importante, pero sabemos que nuestra estrategia de sostenibilidad se debe profundizar aún más. Es por eso que nos hemos fijado una meta ambiciosa: en 2030, el 50 % de las viviendas construidas en Colombia contarán con certificación verde; esto implica desarrollar cerca de 428.000 viviendas sostenibles con esas características.

Por supuesto, la construcción sostenible no solo responde a la urgencia de reducir las emisiones de GEI y mitigar los efectos del cambio climático, sino que también genera beneficios tangibles para las empresas y la sociedad. Cumplir el objetivo trazado movilizará cerca de $118 billones en ventas de vivienda y generará 461.000 empleos por año; además, el beneficio para los hogares está representado en la reducción de los pagos asociados a servicios públicos y mejores condiciones de financiación.

El desarrollo verde no es solo una tendencia; es una necesidad apremiante. La extracción de recursos naturales se ha triplicado en los últimos 50 años y se estima que aumentará un 60 % en 2060. Por eso, el desarrollo de una construcción verde y sostenible no puede lograrse de manera aislada; necesitamos la participación de toda la cadena de valor: constructores, proveedores de materiales, entidades financieras y, por supuesto, el apoyo del Gobierno, con acciones en todas las regiones.

El compromiso es de todos, la construcción verde no solo es el camino hacia un desarrollo más justo y equitativo, sino que también representa la oportunidad de seguir posicionando al país como líder regional en sostenibilidad.