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“Ese premio es tuyo”

Edición 104 | Martes, Abril 8, 2025 - 11:18

Por: Hernán López Aya

La ingeniera Giovanna Ayazo fue la ganadora del Premio Construimos a la Par en la categoría Mujeres Líderes del sector (subcategoría Liderazgo en Construcción), que, como lo predijo su jefe, sería para ella. Recibir este tipo de reconocimientos “endulza el alma y me motiva a seguir adelante”, anota.

Dicen quienes la conocen que lo primero que siente una persona al hablar con Giovanna Ayazo es confianza, y nosotros lo comprobamos; su forma de ser y el trato a los demás permite, fácilmente y sin complicaciones, que las preguntas fluyan y las respuestas aparezcan. 

La entrevistada de esta edición de Urbana es una aguerrida ingeniera civil, que lleva 21 años desempeñándose como directora de obras y dirigiendo grupos de trabajadores de la base del sector constructor, en su mayoría hombres, y a los cuales –ella dice–, conoce bien y los sabe tratar.

“No lo había pensado, pero creo que mi trabajo con maestros de obra y obreros se me facilita porque, durante mi adolescencia, tuve más amigos que amigas; jugué fútbol con ellos; creo que una de las herramientas clave es entenderlos”.

Giovanna nació en Bogotá, pero desde muy pequeña vive en Barranquilla. Su obsesión con la construcción surgió de la necesidad de seguir los pasos de su padre.  Por responsabilidades de vida y búsqueda de nuevos horizontes, él no pudo terminar la carrera. No obstante, ella, sin dar marcha atrás, decidió que ese sería su futuro. En 1999, con la ayuda de media beca y su terco amor por las edificaciones, comenzó a estudiar en la Universidad de la Costa (antes llamada Corporación Universitaria de la Costa) convencida de que con su trabajo contribuiría a la construcción de un mejor país. 

“Me enamoré de mi carrera cuando salí a hacer prácticas. Cada vez que recorría una obra, me imaginaba organizándolas y tomando decisiones. Nunca pensé en estar detrás de un escritorio; y nunca lo he hecho. A mí lo que me gusta es salir a campo”. Enfatiza que trabajar en terreno no solo la apasiona, sino que es la mejor forma de lograr buenos resultados en su profesión: “hay que tener las botas llenas de barro”.

En el transcurso de la charla, y mientras desglosa con algo de nerviosismo algunos momentos de su vida, al llegar a la palabra “construir” la cara le cambia y una sonrisa se destaca. Insiste en que su felicidad, además de ser la mamá de un prospecto de ingeniero civil de 21 años, es su trabajo. Asegura que el éxito de su oficio depende ciento por ciento de un trabajo en grupo serio y respetuoso.

“Me especialicé en Gerencia y Control de la Construcción para poder dirigir, de manera más responsable, un proyecto y darle una línea certera. Soy reiterativa en que hay que tratar bien a las personas, y en mi caso a los obreros que trabajan conmigo. Los entiendo, los comprendo, los escucho y los respeto. Y por eso me respetan. Este oficio tiene dificultades, y más cuando es concebido generalmente como un sector predominantemente masculino. No es tan fácil que una mujer dé órdenes a grupos de 20 o 30 hombres; pero me he sabido ganar el respeto. Como decimos coloquialmente: hay que llevarlos por la buena”. 

Y eso lo aprendió, según ella, de uno los maestros de obra con los que trabajó. Él le dio algunas pautas para “lidiar con los hombres” y para convertirse en una líder de carácter fuerte, que pueda relacionarse con toda clase de personas.

Construyendo a la par

Fue justamente un hombre, su jefe, quien decidió postularla al Premio Construimos a la Par. Esta ingeniera, directora de proyectos en Cohala Construcciones SAS, afirma que un reconocimiento no estaba dentro de sus prioridades; sin embargo dice que cuando él le contó que quería postularla a la categoría ‘Mujeres Líderes del Sector,’ la idea le sonó. 

“Me gustó el nombre, porque eso es lo que muchas hemos hecho; nos hemos dedicado a demostrar, con nuestro trabajo, que las mujeres podemos construir a la par, que sabemos dirigir, que podemos manejar grupos, que somos más cautelosas y que hacemos las cosas bien”.

Recibió la noticia de que había quedado entre las finalistas del premio con la serenidad y sencillez que la caracteriza. Cuando supo que el nombre de la ganadora se conocería en el marco del Congreso Colombiano de la Construcción en Barranquilla, su tierra adoptiva, le dio “una buena espina”.

“Supe que, para la postulación, estudiaron varias hojas de vida, analizaron la trayectoria de los participantes en varios campos de la ingeniería”. Giovanna, algo ansiosa, trató de averiguar quién era la otra opcionada para ganar, quería conocerla. Su jefe, con algo de intuición, le dijo que se tranquilizara; hoy recuerda lo que en ese momento él le mencionó: “Ese premio es tuyo”. 

Y así fue. Giovanna asegura que jamás olvidará lo que sintió cuando escuchó su nombre y tuvo que pasar a la tarima por el premio. Los aplausos, dice, ensordecieron el lugar. “En ese recorrido, que fue muy corto, sentí ganas de llorar, nervios, le di gracias a Dios; comprendí que los años de esfuerzo no han sido en vano y comprobé, una vez más, que las mujeres podemos hacer este trabajo. Temblé al recibir el premio. Fue un momento muy especial”.

Sentada en el balcón de su apartamento y con su gato paseándose vigilante por el espaldar del sofá, Giovanna se devuelve a lo que fue aquel día, y lo que representa hoy para ella ese reconocimiento: “para mí es un orgullo; es el legado que le dejo a mi hijo: la responsabilidad, el esfuerzo, el trabajo bien hecho. Este reconocimiento endulza el alma”

Afirma que este tipo de iniciativas promueven la inclusión, la equidad en la construcción, porque para ella, construir a la par es garantizar igualdad de oportunidades para todos y no solo un tema de visibilizar a las mujeres.

Dice que todavía tiene mucho camino por recorrer y muchos objetivos por cumplir. Asegura que hay que estudiar, especializarse; aprender cosas nuevas; hay que sacrificarse. Y resume en cuatro palabras lo que, considera actualmente, como su filosofía de vida: “Hay que seguir trabajando”.