SECTOR FINANCIERO, CLAVE EN REACTIVACIÓN

Edición 91 | Jueves, Diciembre 9, 2021 - 08:47

La reactivación económica no da espera y en Colombia las perspectivas positivas se basan, en buena medida, en el impulso que el sistema financiero de a personas, familias y empresas a través de la financiación. Revista Urbana habló con el superintendente Financiero, Jorge Castaño Gutiérrez, sobre los retos del sector en el marco de la reactivación.

 

¿Cuál es el balance del desempeño del sector financiero a lo largo del último año?

El último año ha sido una prueba de fuego para los hogares, las empresas, las autoridades y los sistemas financieros en todo el mundo. Colombia no ha sido la excepción y ha demostrado que los avances de la última década en materia de regulación prudencial y supervisión fortalecieron la capacidad de absorción del sistema financiero al punto de que un choque de las proporciones del Covid-19 está siendo enfrentado de manera ordenada, con medidas oportunas y efectivas para preservar un delicado equilibrio entre la estabilidad del sistema, la protección del ahorro del público y el otorga- miento de apoyos a las empresas y hogares. A pesar de que durante estos tiempos todos los riesgos, tanto financieros como no financieros, se han exacerbado, a las autoridades económicas nos tocó pensar “fuera de la caja” y actuar de manera contracíclica, flexibilizando las medidas prudenciales y de gestión de riesgos para permitir la absorción de los efectos adversos de la pandemia, al tiempo que se promueven medidas para mantener el flujo de crédito a la economía.

En primer lugar, para nosotros es fundamental que las entidades financieras lleguen a toda la población con productos y servicios, y con mayor razón durante la pandemia. El indicador de inclusión financiera, medido como el número de personas adul- tas con por lo menos un producto o servicio financiero pasó de 82,5% en diciembre de 2019 a 87,8% en el mismo mes de 2020, gracias a las políticas del Gobierno Nacional para la dispersión de subsidios y otro tipo de ayudas. Y lo más importante que hemos evidenciado es que el uso del dinero se está manteniendo dentro del ecosistema digital. En segundo lugar, las nuevas tendencias de comportamiento del consumidor financiero han incidido de manera importante en acelerar la transformación digital de todas las entidades del sistema financiero. Se ha evidenciado un incremento muy importan- te en las transacciones digitales, impulsado por la banca móvil, internet y los corresponsales bancarios como los canales que mayores tasas de crecimiento presentan. Esta es una tendencia que esperamos se consolide en nuestro país mucho más allá de la pandemia. En tercer lugar, los depósitos del público en cuentas de ahorro, corrientes y cdts han incrementado de manera importante su saldo, pasando de $483,8 billones en marzo de 2020 a de $518,6 billones en agosto de 2021. En cuarto lugar, los establecimientos de crédito mostraron indicadores de solidez patrimonial estables superiores al 21%, es decir, por encima de los mínimos regulatorios. Incluso, como mecanismo de protección adicional, se comprometieron alrededor del 70% de las utilidades generadas en el 2020 para hacer frente a choques posteriores provocados por la persistencia de la pandemia.

En quinto lugar, la cartera de créditos mostró tendencias mixtas entre 2020 y lo corrido de 2021, siendo evidente el impulso permanente del portafolio de vivienda al crecimiento total. En términos generales, el flujo de recursos a los diferentes sectores de la economía, aun cuando con menor velocidad, se ha mantiene activo. Esperamos que durante el segundo semestre se dinamice la cartera de crédito comercial y de microcrédito y que las tasas de interés continúen su senda de estabilidad para facilitar la reactivación económica.

Frente a la dinámica de los deterioros en la cartera, como era lo esperado hacia el cuarto trimestre de 2020 se evidenció una aceleración en su comportamiento. El saldo vencido pasó de $22,9 billones en abril de 2020 a $24,7 billones en el mismo agosto de 2021, sin embrago, la calidad de la cartera se mantiene en niveles inferiores al 5% de hecho, en agosto este indicador se situó en 4,5% para el total del portafolio. Esto sugiere que, el deterioro se ha gestionado de forma ordenada con ayuda de las medidas expedidas por la SFC. Vale la pena señalar, que como parte de la responsabilidad de mantener la protección del ahorro del público se han incrementado las provisiones de cartera de forma tal que con corte a agosto se han constituido provisiones por un valor de $39,1 billones, alcanzando cobertura de 143.05% sin provisiones adicionales generales y que se eleva a 158.6% con éstas.

Finalmente, debemos resaltar el número de nuevos jugadores que están llegando al mercado con productos basados en tecnologías para prestar servicios más eficientes y económicos apalancados en un sistema de pagos en evolución. Actualmente existen 22 entidades con actividades diferenciales como: soluciones de ahorro y crédito de manera 100% digital, servicios transaccionales y de remesas, productos de seguros por demanda, procesadores de pago que buscan ofrecer productos complementarios a sus clientes para mejorar su experiencia y potencializar la cadena de valor, y recientemente crowdfunding enfocado en el sector inmobiliario, que están alistándose para hacer parte del sector vigilado colombiano y se espera que su articulación en la cadena de valor de la construcción siga promoviendo el crecimiento del sector.

¿Qué estrategias implementa hoy el sector financiero para contribuir a la reactivación económica del país tras más de un año de pandemia y una difícil coyuntura de paros que golpearon el sector productivo?

La reactivación nos exige pensar diferente. La reconstrucción del tejido empresarial que promueve el empleo es una prioridad no solo para este sector sino también para la industria financiera, las autoridades y, desde luego, para el Gobierno Nacional. Las medidas adoptadas en 2020 para facilitar la gestión de la cartera de crédito desde la perspectiva de los deudores y de las entidades ha permitido que se mantenga una relativa estabilidad en el deterioro y por tanto que la oferta del crédito continúe abierta.

Si bien, medidas como el Programa de Acompañamiento a Deudores (PAD) se mantuvieron hasta agosto de 2021 como una alternativa para apoyar a los deudores, es claro que las entidades financieras, sin desconocer la responsabilidad de proteger los recursos del público, están llamadas a evaluar las necesidades de financiación en la reactivación con estrategias diferenciales, sostenibles e innovadoras. La sinergia entre los programas de Gobierno Nacional y la banca seguirá siendo una pieza clave en este proceso. Es fundamental continuar trabajando en iniciativas que generen fuentes alternativas de recursos a empresas en el mercado de capitales, promoviendo su acceso a través de mecanismos que atiendan la naturaleza y tamaño de estas en términos de requisitos y costos para los usuarios.

Es claro que la reactivación económica necesita de la banca. ¿Cuál es el panorama del crédito hoy a empresas y a personas en Colombia?

Pese al entorno en que ha vivido Colombia y el mundo por los efectos de la pandemia, la dinámica del crédito en el sistema financiero se ha mantenido activa, especialmente en segmentos como el hipotecario, consumo y el dirigido a pequeñas y medianas empresas. A agosto de 2021, la cartera total crece 0,24% real anual frente a un crecimiento promedio durante 2019 -antes de la pandemia- cercano al 4%. Esta desaceleración se explica por factores como, por ejemplo, el efecto base en el financiamiento de las empresas, cuya cartera creció a tasas inusualmente altas de 8,3% entre abril y julio de 2020 en medio de una mayor demanda por liquidez de las empresas en los primeros meses de pandemia. Un segundo factor es la desaceleración del crédito de consumo debido, por un lado, a una menor demanda de los hogares que han sido más cautos a la hora de asumir obligaciones debido a la afectación del empleo y los ingresos de las familias. No obstante lo anterior, con corte a agosto vemos una reactivación de este portafolio hasta alcanzar tasas de 3,73% real anual. Por otra parte, hay factores de oferta porque los intermediarios financieros ajustaron su apetito de riesgo por la incertidumbre sobre la velocidad de recuperación de la economía. Otro factor tiene que ver con el efecto de los altos niveles de castigos de cartera, especialmente en crédito de consumo y comercial. Mientras que en 2020 los castigos promedio mensual del sistema ascendían a $813 mil millones, en lo corrido de 2021 hasta agosto se acumulan $11,3 billones en castigos.

Sin embargo, el flujo de crédito hacia la economía se ha mantenido activo, especialmente en la financiación de vivienda y de empresas vinculadas a sectores con mejor desempeño y mayores perspectivas de recuperación, así como en las micro, pequeña y medianas em- presas, estas últimas apalancadas en el Fondo Nacional de Garantías (FNG).

¿Qué papel ha jugado la Superfinanciera para proteger el tejido empresarial y los hogares que han tenido que enfrentarse al incumplimiento de sus obligaciones financieras por cuenta de la crisis?

Una crisis de origen sanitario donde predecir la eficacia de los controles para su contención y en consecuencia sus efectos en la actividad económica fue un reto para las autoridades económicas encargadas de asegurar que no se transitara de una crisis sanitaria a una crisis financiera. La SFC desde el inicio de la pandemia exploró alternativas para facilitar una transición ordenada entre los apoyos de la banca y las empresas y hogares afectados por la pandemia impartiendo instrucciones a los intermediarios financieros que promovieran alternativas que facilitar el pago de las obligaciones a los deudores afectados por la coyuntura.

Este proceso se implementó en dos etapas. La primera se dio entre marzo y julio de 2020 cuando la SFC permitió dar un compás de espera en el pago de los créditos a las empresas y hogares a través de períodos de gracia a los deudores permitiéndoles liberar presiones sobre su liquidez mensual y pode hacer uso de estos recursos para atender necesidades apremiantes. En esta etapa se beneficiaron 10,3 millones de personas con cartera de consumo e hipotecaria por $130,5 billones, equivalente al 55,6% de la cartera total de los hogares. Igualmente se llegó a más de un millón de empresas con cartera por $94,4 billones, es decir, 32,4% de la cartera total de ese tipo de clientes, quienes una vez finalizaron sus periodos de gracia retomando los pagos según lo acordado con las entidades.

La segunda etapa entre agosto de 2020 y agosto de 2021 se formalizó con el Programa de Acompañamiento a los Deudores (PAD), estrategia enfocada en la búsqueda de soluciones estructurales o de largo plazo para los deudores afectados por la pandemia. Para cumplir con este plan, los intermediarios debieron efectuar un análisis individual de la situación de cada deudor y redefinir sus créditos bajo condiciones de viabilidad para sus clientes. Con el PAD se beneficiaron 1,99 millones de personas con cartera de hogares por $23,01 billones (9,0% de la cartera total de hogares) y

217.182 empresas con cartera por $14.17 billones (4,9% del crédito a las empresas). Los resultados han mostrado que cerca del 87,3% del saldo sujeto a este programa se encuentran al día, lo que confirma la efectividad del PAD como mecanismo de rehabilitación crediticia.

Tan importante como la financiación, lo es el acceso a productos y servicios financieros, así como a nuevos recursos, en ese sentido la SFC también impartió instrucciones para dinamizar los procesos de vinculación de clientes al sistema financiero, modernizando las instrucciones del SARLAFT al simplificar y reconocer los desarrollos tecnológicos como mecanismos para el control de este riesgo. Así mismo, se reconoce la validez en el uso de información alternativa y prospectiva en los procesos de originación con el fin de brindar a las entidades más herramientas que complementen sus análisis de riesgos y promuevan el acceso al crédito. Para empresas que se encuentran en procesos concursales, también se establecieron beneficios como no ser catalogado como un cliente incumplido de forma automática y considerar las garantías como pare de sus procesos de análisis de capacidad de pago.

¿Qué perspectivas se tienen sobre la evolución de crédito para el 2021-2022 y cuáles se perciben pueden ser los mayores riesgos?

La SFC realiza diversos análisis de escenarios y pruebas de estrés para determinar la dinámica probable de la cartera y su deterioro en un horizonte no superior a un año. Así, en el ejercicio más reciente que incluyó información del sector financiero a agosto de 2021 y diversos parámetros macroeconómicos, se estimó que al cierre de 2021 la cartera podría crecer a una tasa real anual cercana al 2,4% y 4,5% al finalizar 2022. Esta proyección puede variar en la medida en que se actualicen los parámetros macroeconómicos y el empleo y se incluya nueva información sobre la evolución del balance del sector financiero. Por estas razones, las perspectivas señaladas no se constituyen de ninguna forma en un pro- nóstico definitivo. Respecto de los principales riesgos que se vislumbran en el corto y mediano plazo relacionados con el desempeño de la car- tera, están la incertidumbre sobre el ritmo de recuperación de la actividad económica, el ajuste del empleo y el ingreso de los deudores. También es importante monitorear de cerca la evolución del apetito de riesgo de los intermediarios financieros y de la de- manda de crédito por parte de empresas y hogares.

¿Cuál es la lectura sobre el sector constructor, el crédito hipotecario y en general la financiación a la vivienda en el país?

La financiación de vivienda a través de los intermediarios financieros ha presentado un comportamiento positivo desde antes de la pandemia. En 2019, este portafolio creció a una tasa real anual promedio de 8% a pesar del efecto de las titularizaciones que se dieron en este año del orden de $1,15 billones, las cuales redujeron la dinámica de este portafolio en 2,16 puntos porcentuales aproximadamente.

En 2020, la financiación hipotecaria pre- sentó una ligera desaceleración sobre todo al inicio de la pandemia. Esa tendencia se corrigió desde el segundo semestre de 2020 y el año cerró con un crecimiento real anual promedio de 5,7%, ritmo que se mantiene en mayo de 2021 (5,2%). A agosto de 2021 la financiación hipotecaria crece al 5,91% re- al, muy por encima de las tasas observadas en los demás tipos de crédito.

Dentro de los factores que han favorecido el buen comportamiento del crédito hipotecario se destacan los programas del Gobierno Nacional orientados a estimular el acceso a la compra de vivienda VIS y No VIS, las bajas tasas de interés y la percepción por parte del sector financiero del menor riesgo inherente de este nicho de mercado que ha mostrado ser resiliente durante la pandemia.

Sobre el sector constructor hay que des- tacar que su desempeño mejoró sustancialmente en el primer semestre de 2021. Mientras que el crecimiento de esta actividad era de -15,3% en marzo de 2020, durante el primer semestre recibió un impulso positivo por cuenta del dinamismo de los subsectores edificaciones (5,8%).

En línea con este comportamiento, la cartera durante el primer semestre de 2021 se situó en $36,8 billones que representan el 13% de la cartera comercial, lo que significa que el flujo de recursos hacia el subsector continúa fluyendo, al tiempo que su nivel deterioro, medido a través del indicador de calidad por riesgo de la cartera se ha mantenido relativamente estable en el sector edificador alrededor del 19,5% con corte a junio de 2021, y en el caso de obras civiles reduciéndose desde 20.4% en diciembre de 2019 hasta 16.3% al cierre del primer semestre de 2021.

Esta contención se explica por el comportamiento favorable de la actividad pro- ductiva que ha favorecido el flujo de recursos de crédito y en la posibilidad que han tenido los intermediarios financieros y los empresarios del sector para redefinir las condiciones de los créditos en el marco del PAD. Estas redefiniciones alcanzaron $755 mil millones es decir cerca del 2.2% del total de cartera del sector y 4,1% del saldo destinado al subsector edificador.