Camacol, un agente fundamental en la transformación del país
Desde su fundación, en 1957, Camacol ha trabajado con 18 Gobiernos Nacionales, cumpliendo el propósito de construir viviendas formales, y proyectos comerciales y dotacionales que trasforman la vida de los hogares colombianos.
Camacol cumple este año 65 años promoviendo la productividad en la cadena de valor del sector y, en un marco de estabilidad jurídica, impulsando la construcción de ciudades que consideren la planeación con visión de largo plazo, la gestión oportuna y efectiva del suelo urbanizable, y la promoción de proyectos de vivienda para todos los segmentos de la población, así como la construcción de equipamientos sociales y la provisión de servicios esenciales.
De acuerdo con las estimaciones del Gremio, a la fecha, son más de 530 millones de metros cuadrados edificados, con más de 22.000 jornadas de arduo trabajo, formando parte de la construcción de país, de vidas, de esperanzas, de regiones y de valiosas enseñanzas en todo el territorio nacional. Para la industria aso- ciada, eso representa una demanda de insumos que equivale a cerca de 4 puntos porcentuales del PIB.
La presidenta de Camacol, Sandra Forero Ramírez, señala que “tales cifras son un reflejo de la importancia de esta cadena de valor para el desarrollo económico del país. Sin embargo, alcanzar estos volúmenes de actividad e inversión requiere también de un gran soporte institucional y de Gobierno, y de conducir al país y nuestras ciudades por un marco de desarrollo formal y de condiciones para la inversión”.
A la fecha, el Gremio ha trabajado con 18 Gobiernos Nacionales que han trascurrido desde su fundación, cumpliendo el propósito de construir viviendas formales y proyectos comerciales y dotacionales que trasforman la vida de los hogares colombianos. En 65 años, el Gremio estima la construcción formal de hogares para más de 5 millones de familias, sobre las que nunca se borrará la satisfacción de disfrutar de un espacio construido y digno para vivir.
El presidente de Amarilo, Roberto Moreno, sostiene que “Camacol es un gremio sólido y líder que ha logrado representar de manera exitosa al sector constructor, gestionando e impulsando políticas, propuestas y programas que han fortalecido el sector y el desarrollo urbano del país. Es gracias a su trabajo conjunto con los diferentes actores políticos y privados que se han propiciado las condiciones necesarias para que esta industria sea aliada del avance de las regiones, del desarrollo ordenado, del cuidado del medio ambiente y del bienestar de los colombianos”.
Por su parte, la gerente de negocios de Cusezar, Susana Peláez, destaca que “exaltamos el rol de Camacol durante estos 65 años a nivel nacional y en cada una de sus oficinas regionales como un interlocutor de un sector amplio y complejo, velando por los intereses de la industria bajo principios como la productividad, sostenibilidad e innovación para promover el progreso y desarrollo del país”.
De igual manera, el gerente técnico de Prodesa, Rodrigo Sarmiento, dice que “como Gremio articulador de la cadena de valor de la construcción, Camacol ha sido clave en el progreso y transformación del país, aportando todo su conocimiento para que esto sea posible, y en donde su acompañamiento técnico y participación en diferentes frentes de trabajo en el sector público - privado han contribuido para que la vivienda se consolide cada vez más como el motor de crecimiento social, económico, y de bien- estar para todas las familias colombianas”.
La construcción hoy
Actualmente, la vivienda cuenta con un presupuesto público en máximos históricos con el que se ha redefinido de manera estratégica el sistema de subsidios, se han articulado todos los agentes de la cadena de valor en un propósito común y se ha movilizado la inversión y proyectos de gran escala hacia las regiones. Esto hace que cada hogar beneficiario pueda reconocer una política pública bien orientada y sectorialmente efectiva.
Según Sandra Forero, “para el sector, el mayor activo del avance de la construcción de vivienda en el país es definitivamente la creación de confianza y el diálogo abierto y constructivo para sacar adelante las iniciativas, superar las diferencias y formar un robusto tejido de credibilidad entre todos los actores”.
Esa política de vivienda marca un hito en la historia habitacional del país, trazando un referente en la atención a las necesidades de vivienda de los hogares colombianos, que se complementa con un modelo idóneo de operación, articulación de fuentes de financiación, participación regional y enfoque de mercado en los programas de vivienda que han marcado cifras históricas año tras año y que sola- mente en 2021, rompiendo todos los récords, ayudaron a convertir en propietarias a más de 243.000 familias en el país.
Para estas familias, la vivienda en Colombia se constituye en el primer instrumento de ascenso social, crecimiento económico, creación de empleo, protección del medio ambiente y desarrollo urbano y regional, por tal razón toma valor el modelo de acceso a la vivienda social que durante tres décadas viene perfeccionando el país.
Actualmente existen más de 1.740 proyectos de vivienda de interés social que se están desarrollando a través de más de 800 compañías de construcción. Es decir, todo un completo tejido empresarial con un gran alcance regional y con una composición muy relevante de medianas empresas dedicadas a proveer la vivienda social de los colombianos.
“Esto se logra gracias a la consolidación del modelo de acceso a la vivienda social con los instrumentos contemplados en el estatuto tributario, los cuales han sido determinan- tes para los logros que se están evidenciando”, asegura la Presidenta de Camacol.
Desde hace tres décadas el país viene creando condiciones a través de estos instrumentos tributarios para impulsar la promoción, construcción y financiación de la vivienda social de los hogares. Este andamiaje ha soportado muchas discusiones en materia tributaria, pero siempre con la objetividad de los réditos sociales y económicos que tiene la vivienda, se ha sostenido e incluso fortalecido.
Estos instrumentos permiten que hoy la actividad edificadora cuente con 1.6 millones de trabajadores, una cartera que supera los $80 billones, pero, sobre todo, que por primera vez en la historia del país, de cada 100 nuevas viviendas que se lanzan al mercado, los hogares encuentran 74 viviendas de interés social.
“Eso es equidad, eso es reconocer la estructura de ingresos de la población y eso es atender de manera coherente sus necesidades de vivienda. La vivienda social es un pilar de bienestar, ascenso y movilidad social para los hogares, y sus atributos desbordan cualquier examen de méritos, e incluso sus réditos exceden las dimensiones de cualquier política o gasto social en el país. Por eso, bajo la idea de preservar lo que está funcionando, la expectativa es que estos instrumentos de la vivienda social sigan siendo las bases del acceso a una vivienda digna, tal y como lo consagra la constitución”, explica la lider gremial.
De acuerdo con los últimos resultados revelados por el Dane sobre el Producto Interno Bruto (PIB), el valor agregado del sector edificador presentó un incremento destacado de 11,6% en 2021, lo que evidencia que la construcción de vivienda impulsó, no solo el crecimiento de la economía, sino el valor agregado en sectores como la industria y el comercio de insumos, con los cuales mantiene un alto nivel de encadenamientos productivos.
El resultado positivo en el valor agregado del sector obedece al inicio de obras nuevas equivalente a más de 16.2 millones de mt2 en todo el 2021, lo que significó un incremento de 48% anual. “A pesar de los desafíos de la economía, el sector incrementó su volumen de actividad, lo cual le permitió generar mayor valor agregado a lo largo del año, y en ese desempeño la vivienda social y la política de vivienda del Gobierno Nacional tuvieron un rol fundamental”, argumenta la Ejecutiva del Gremio.
Ese comportamiento del sector edificador alimenta la expectativa para seguir generando empleo, dinamizando la economía nacional, movilizando inversiones en la cadena de valor a través de compras intermedias al 54% del aparato productivo del país, y sobre todo, generando bienestar para los hogares colombianos mediante la construcción de vivienda formal.
“Durante la pandemia, fueron las gestiones de Camacol las que permitieron una reactivación temprana y efectiva del sector de la construcción, con un llamado contundente que destacó los aportes que este representa para el país en términos de su cadena de valor y generación de empleo. Esta fue una época donde los constructores, unidos, de- mostramos resiliencia y capacidad de adaptación ante situaciones difíciles, en términos de bioseguridad y transformación digital, para impulsar una vez más la economía nacional”, destaca la Directiva de Cusezar.
El desafío
La regulación que establece los instrumentos, parámetros y determinaciones sobre el uso del suelo ha sido un desafío constante de los entes subnacionales y del Gobierno Nacional.
A partir de 2014, la política urbana nacional se construyó bajo los lineamientos del Plan Nacional de Desarrollo y en torno a la consolidación del Sistema de Ciudades (Conpes 3819 de 2014), donde se toma en cuenta las aglomeraciones urbanas y sus relaciones funcionales y define lineamientos de política diferenciales en términos de conectividad, productividad, estructura demográfica, planeación y financiación territorial.
Así las cosas, la visión de política pública que lidera hoy el desarrollo urbanístico es el Sistema de Ciudades, donde las aglomeraciones urbanas y la planeación articulada de manera supramunicipal se convierten en unos de sus pilares. Hacer que esa integración se haga de la manera más organizada y eficiente posible para que se salvaguarde la cali- dad de vida de sus habitantes es la premisa.
Aunque está en cabeza del Estado, es una tarea que le corresponde también al sector privado y a los ciudadanos. En ese sentido, uno de los ejes fundamentales en la gestión de Camacol ha sido promover la construcción de ciudades con visión de largo plazo en la planificación, la gestión oportuna del suelo urbanizable y la promoción de proyectos formales, todo esto enmarcado en un escenario de estabilidad jurídica para las inversiones de los hogares y las firmas.
Sin embargo, a lo largo del proceso de planeación, urbanización, promoción y construcción de proyectos, se deben surtir un sinnúmero de trámites y procedimientos que hoy cumplen las empresas, pero se ha convertido en práctica regular la expedición de nuevas disposiciones desarticuladas del marco legal nacional, persiste una ineficiencia institucional en los procedimientos en torno al sector, se perturba la estabilidad regulatoria en materia urbanística con la que se conciben los proyectos, y cada vez con mayor frecuencia se ponen en riesgo los derechos adquiridos que soportan las inversiones.
“Con el avance de las estrategias de política pública y el ritmo de inversiones del sector productivo, los trámites y procedimientos deben ser el camino hacia la regularización, vigilancia y control del actuar de las compañías, pero en ningún caso deben ser una talanquera a las inversiones formales, la planificación y ejecución de los proyectos, el crecimiento ordenado de las ciudades y la eficiencia institucional”, enfatiza Sandra Forero.
Por eso, en la línea prospectiva del sector y la visión del Gremio, toman relevancia tres elementos: mayor productividad, menores riesgos y la construcción de ciudades de calidad. La productividad debe ser un imperativo del sector, por eso el Gremio trabaja en la promoción de acciones para cerrar dichas brechas, sin embargo es evidente que las eficiencias que se logren y la incorporación de nuevas tecnologías en el desarrollo de los proyectos, deben alinearse con un marco de regulación técnica coherente con el avance del sector, gradual en su implementación, articulado con las demás disposiciones regulatorias, y con la evaluación oportuna de la relación costo-beneficio, de tal forma que se pueda priorizar su implementación.
En materia de riesgos, los empresarios trabajan para ser un sector que avanza en la gestión y mitigación de los aspectos que prenden las alarmas en la estabilidad del sector. Por eso, en el corazón de las actividades gremiales están montadas las estrategias para que las nuevas generaciones que conformen la fuerza laboral del sector construyan su proyecto de vida a través de programas de educación básica y técnica, programas de formalización empresarial para los contratistas, acciones de promoción de la seguridad laboral, entre muchos otros, que hacen parte de dichas estrategias.