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“La torre cuenta con columnas de esquina, placas
antisísmicas cada ocho pisos, placas livianas
fabricadas sobre las antisísmicas y pretensionadas
e izadas a su disposición por gatos, con un sistema
de cimentación flotante para los cuatro sótanos,
y un proceso de excavación controlada”: libro
Germán Samper.
El concurso
Las mejores firmas de arquitectura de la época
respondieron al llamado de Avianca. En total se
recibieron cinco propuestas que fueron evalua-
das por un jurado conformado por el presidente
de Avianca, Manuel Pardo Umaña, Jorge Arango
Sanín (uno de los más arquitectos más impor-
tantes de Colombia), Eduardo Mejía Tapia (de-
cano de arquitectura de la Universidad Nacio-
nal) y Aarne Ervi (arquitecto finlandés).
“Uno de los requisitos era que se unieran dos
grandes compañías en una sola propuesta, eso
llevó a que los grupos más importantes de la ar- 696969
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quitectura en Colombia se presentaran y concur-
saran”, señala el arquitecto Carlos Niño Murcia.
Entre los grupos de proponentes estaban: 1)
Rafael Obregón, José María Obregón, Pizano,
Pradilla & Caro; 2) Gabriel Serrano C. Gabriel
Largacha M. Guillermo Bermúdez.; 3) Fernando
Martínez, Rogelio Salmona, Guillermo Avenda-
ño; 4) Manuel F. Samper, Jaime Vélez, Patricio
Samper Gnecco, Antonio Castilla y 5) Germán
Samper Gnecco, José Prieto Hurtado, Manuel
Carrizosa, Domenico Parma.
La propuesta de este último equipo, que es la
que propone el edificio más alto, es escogida co-
mo la ganadora creando una gran polémica no
solo entre los demás concursantes, sino en los
distintos sectores de la sociedad bogotana que
consideraban que una edificación de tales pro-
porciones no tenía en cuenta su entorno, y
aplastaría algunas de las obras más importan-
tes de la arquitectura colonial como el templo
de San Francisco, y las iglesias de la Veracruz y la
Tercera. El hecho suscitó titulares en los periódi-
cos como: “Bogotá una Nueva York sin alma y
sin recursos” y “¡Ahora sí! Adiós Santa Fé”.