Page 49 - Revista Urbana 89
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mos y jurisdicciones vecinas puede dificultar los esfuerzos.
                Los centros de mando con paneles de big data y herramientas
                de visualización de datos pueden ayudar a las autoridades a
                monitorear situaciones que evolucionan rápidamente, asig-
                nar la ayuda donde se necesita y coordinar múltiples organis-
                mos. Los drones se utilizan cada vez más para medir los da-
                ños en áreas grandes, mientras que los robots están empe-
                zando a ayudar en las tareas de búsqueda y rescate.
                 La capacidad de gestionar las cosas en el momento es
                uno de los aspectos que mantienen resilientes a las ciuda-
                des. Otro es la planificación anticipada para hacer frente a
                los retos a largo plazo. El análisis de conjuntos de datos a
                escala y el uso de herramientas como la cartografía geoes-
                pacial pueden proporcionar a los planificadores urbanos
                una mejor perspectiva y, en última instancia, servir de guía
                en  decisiones  más  inteligentes  sobre  dónde  ampliar  los
                sistemas de infraestructura para acomodar el crecimiento.
                A diferencia de los proyectos de capital tradicionales, las
                soluciones  inteligentes  suelen  ser  mucho  más  rápidas  y
                económicas  de  introducir,  permitiéndole  a  las  ciudades
                ser más receptivas y adaptables.
                 El mayor reto a largo plazo es, por supuesto, el cambio
                climático. Las zonas urbanas consumen más de dos tercios
                de la energía mundial y generan aproximadamente el 70%
                de las emisiones de gases de efecto invernadero. Una serie
                de  tecnologías  inteligentes  pueden  ayudar  a  reducir  las
                emisiones. Entre ellas están las opciones de movilidad in-
                teligente que desincentivan el uso de vehículos privados y                                                   47  47
                reducen el tráfico parado donde hay camiones de reparto.
                Los sistemas inteligentes de gestión de edificios y los con-
                tadores inteligentes pueden reducir el consumo de ener-
                gía.  Estudios  del  MGI  encontraron  que  las  ciudades  que
                despliegan una serie de soluciones inteligentes podrían,
                en promedio, reducir las emisiones de gases de efecto in-
                vernadero entre un 10 y un 15%. Las autoridades también
                pueden utilizar los macrodatos, los modelos climáticos y
                los análisis predictivos para comprender sus vulnerabili-
                dades  y  planificar  como  corresponde;  por  ejemplo,  ma-
                peando los riesgos de inundación y cambiando sus códi-
                gos de zonificación, o construyendo diques y malecones.
                 Mientras que las ciudades se enfrentan al doble reto de
                gestionar  las  tensiones  cotidianas  y  prepararse  para  los
                peores escenarios,  necesitan mejorar sus capacidades ope-
                rativas  y  preparar  sus  infraestructuras  para  el  futuro.  Las
                tecnologías inteligentes pueden ayudar en ambos frentes,
                aunque la digitalización del entorno urbano significa que la
                ciberseguridad es otra prioridad fundamental. La inversión
                con miras al futuro para la construcción de un sistema de
                infraestructura robusto y flexible puede situar a las ciuda-
                des en una posición que les permita absorber el crecimiento
                futuro y amortiguar las crisis que se presenten.
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